viernes, 12 de octubre de 2012

Insolente Biden


(Foto: Reuters)

Biden hizo todo aquello que a Obama se le olvidó. Defendió con pasión las políticas de la administración, acusó a los republicanos de favorecer a los ricos a costa de la clase media, sin olvidar mencionar la polémica del 47%, cuestionó la matemática fiscal de los planes de Romney-Ryan, e incluso les acusó de querer llevar al país a otra guerra en Oriente Medio que supondría el sacrificio de decenas de miles de americanos.

Parece que en Team Obama se tomaron tan a pecho las críticas recibidas por la timidez del Presidente en el primer debate, que anoche apostaron por un cambio radical en el estilo que puede provocar un efecto indeseado.

Biden renunció al aura presidencial, en este caso vicepresidencial, que siempre supone una ventaja para el titular del cargo. Actuó como el candidato que está perdiendo la elección. Probablemente el más irrespetuoso en la historia de los debates. Seguro que excitó a sus bases, pero su rudeza, impaciencia, constantes interrupciones, y risas gratuitas que no le hicieron ningún bien en el formato de pantalla partida, serán la comidilla de los próximos días en los programas políticos y también en los espacios de humor.

Ryan estuvo algo apocado pero maduro y equilibrado. Paciente, las veces que no fue interrumpido utilizó argumentos preparados, responsabilizó a la Administración Obama de sus faltas, invocó el bipartidismo al hablar de impuestos y supo vender la candidatura de Romney. No cometió errores que puedan suponer una distracción para su campaña en los próximos días. Devolvió el protagonismo a Romney sin novedades. Suficiente en un debate que competía con dos partidos de béisbol y uno de la NFL entre los Pittsburgh Steelers y los Tennessee Titans.

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