domingo, 19 de agosto de 2012

Ford, Reagan en paz

El Presidente Gerald Ford aceptó la nominación republicana en el Kemper Arena de Kansas City en 1976.

El discurso fue escrito por George Denison, un antiguo redactor de la revista conservadora Reader's Digest que se había unido al equipo de Ford en mayo de ese año para ayudar al Presidente en su batalla contra Ronald Reagan por la nominación republicana.

No era un discurso fácil porque casi la mitad de los delegados no eran suyos y se sentían derrotados. Pero en general tuvo una buena recepción y los delegados de Reagan estuvieron atentos a sus palabras.

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Cuando Ford terminó su discurso, empezó la típica demostración de los delegados, mientras Betty Ford, Bob Dole (running-mate de Ford), Nelson Rockefeller y otros se incorporaban al escenario. Las delegaciones de Texas, California y Carolina del Norte, las más acérrimas partidarias de Reagan, no mostraron ninguna euforia pero respondieron al discurso con ligeros aplausos.

Unos minutos después, el Presidente Ford se acercó sonriente al micrófono y sorprendió a todos pidiendo con los brazos levantados que Reagan subiera al escenario para hablarles a los delegados. En un principio, Reagan se resistió, pero terminó aceptando la invitación y ofreció un discurso breve pero memorable.

Se ha discutido mucho sobre si esa decisión de permitirle hablar a su rival fue beneficiosa o contraproducente para Ford. Algunos creen que el contraste visual le perjudicó. Pero lo cierto es que no fue del todo improvisado. Fue Bryce Harlow, el ex redactor de discursos de Eisenhower y hombre clave en la operación política de Ford, quien se acercó en mitad del discurso de Ford a Martin Anderson, asesor de Reagan, y le dijo, "Hemos estado hablando ahí abajo y sentimos que sería un terrible error para el Partido Republicano que Reagan dejase esta convención sin hablarles a los delegados. ¿Estaría dispuesto a bajar y hablarles?"

Anderson lo consultó con Lyn Nofziger, jefe de la operación de Reagan en la convención, y Mike Deaver, el hombre más cercano al ex Gobernador de California. Deaver, que entendía mucho de puestas en escena, fue el que planteó la idea de que fuera Ford quien se lo pidiera públicamente desde el escenario. A Team Ford no le pareció mal y acordaron que cuando el discurso del Presidente terminase y empezase la demostración, Bob Dole subiría al estrado y le diría a Ford lo que tenía que hacer, y sería Ford quien decidiría si quería o no hacerlo. Y lo hizo.

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